Adquirir una segunda vivienda es un objetivo financiero cada vez más común entre familias y inversores. Ya sea como residencia vacacional, propiedad de alquiler o simplemente como inversión patrimonial, esta decisión conlleva importantes implicaciones fiscales y financieras que deben analizarse cuidadosamente.
En la actualidad, el mercado hipotecario para segundas viviendas ha experimentado cambios significativos. Los bancos han ajustado sus políticas de riesgo, y las condiciones de financiación dependen en gran medida del perfil del solicitante y de la situación económica general. Por ello, es fundamental entender qué opciones existen, cómo funcionan y qué requisitos exigen las entidades financieras antes de embarcarse en este compromiso económico.
En este artículo hallarás una guía completa que te proporcionará toda la información necesaria sobre las hipotecas para segunda vivienda en 2025, desde su definición hasta los pasos para conseguir las mejores condiciones.
Una hipoteca para segunda vivienda es un préstamo hipotecario destinado a financiar la compra de una propiedad que no será la residencia habitual del solicitante. A diferencia de la primera vivienda, este tipo de financiación suele tener condiciones más estrictas, como un mayor tipo de interés o un menor porcentaje de financiación.
Las entidades bancarias consideran que este tipo de préstamos conllevan un mayor riesgo, ya que, en caso de impago, el deudor seguramente priorizará saldar la deuda de su vivienda principal antes que la segunda.
El concepto de segunda vivienda varía según el contexto legal, fiscal y bancario. Por ello, no basta con que una persona tenga dos propiedades, sino que deben cumplirse ciertos requisitos para que una de ellas sea considerada como "segunda residencia", tanto a efectos hipotecarios y tributarios.
Los criterios principales para clasificar una vivienda como segunda son el que sea de uso no habitual, es decir, cuando la propiedad no es la residencia principal del titular, sino que se utiliza de forma esporádica, como para vacaciones o en los fines de semana y que no esté registrada como domicilio fiscal.
Se tiene en cuenta si la finalidad es de inversión o de alquiler. Si el objetivo es generar ingresos por alquiler, los bancos suelen aplicar condiciones específicas. En algunos casos, se exige un contrato de arrendamiento para justificar la solvencia.
También se considera la situación de la primera vivienda. Si el titular ya tiene otra propiedad con o sin hipoteca, la nueva adquisición se considerará como una segunda vivienda, e incluso si la primera vivienda está pagada, la segunda seguirá teniendo condiciones diferentes.
Depende además de la regulación autonómica y fiscal, ya que algunas comunidades autónomas aplican impuestos más altos en segundas viviendas, como el Impuesto sobre Bienes Inmuebles o IBI, y en zonas turísticas, pueden existir algunas restricciones legales para el alquiler vacacional.
Hay excepciones y casos especiales, como si una persona se muda a otra ciudad por trabajo pero mantiene su vivienda anterior, el banco podría considerar la nueva como primera residencia si se demuestra el cambio de domicilio. Además, las viviendas heredadas no siempre cuentan como segunda residencia si es que estas no generan ingresos por alquiler.
Las hipotecas para segunda vivienda suelen presentar condiciones más restrictivas que las de primera residencia.
Para la primera vivienda la financiación habitual es del 80 al 90% del valor de tasación. Algunos bancos llegan incluso hasta el 95% con garantías adicionales.
Para la segunda vivienda el máximo de la financiación suele ser del 60 a 70% en la mayoría de casos y requiere de un desembolso inicial mayor, que va de entre el 30 al 40% del valor.
Los bancos consideran que una segunda vivienda implica mayor riesgo de impago, por lo que aplican un diferencial adicional. Mientras una hipoteca de primera vivienda puede tener un Euríbor de más del 0,80%, la de segunda residencia podría ser Euríbor de más del 1,50%.
Para la primera vivienda, el plazo es de hasta 30 a 40 años. Para la segunda vivienda, generalmente es limitado a tan solo 20 a 25 años.
Los bancos analizan con más detalle el ratio de endeudamiento, que no debe superar el 35 a 40% de los ingresos, los ahorros disponibles para cubrir impuestos y gastos y la estabilidad laboral, si hay un contrato indefinido o la antigüedad en el caso de ejercer como autónomo.
Se debe tener en cuenta que suele haber una mayor comisión de apertura, del 1 a 2% frente al 0,5 a 1% en la primera vivienda, y hay seguros vinculados obligatorios como el de hogar o vida.
Los bancos analizarán tus ingresos, deudas y capacidad de pago. Generalmente, exigen que la cuota de la hipoteca no supere el 30 a 35% de tus ingresos netos.
Deberás contar con un 30 a 40% del valor de la vivienda, ****incluyendo el pago inicial, impuestos y gastos notariales.
Es requerido presentar el DNI/NIE y justificante de domicilio, un contrato de trabajo o declaración de renta (para los autónomos), las últimas nóminas (generalmente, de los últimos 3 a 6 meses), la declaración de la renta de los últimos 2 años y un informe de la propiedad con su tasación bancaria.
El proceso de solicitud sigue unos pasos similares al de una primera vivienda, pero con mayor exigencia en la documentación y negociación.
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Calcula si puedes asumir la cuota mensual, la cual no debe superar el 35% de tus ingresos netos. Si tienes otras deudas como préstamos o tarjetas, el banco reducirá el monto aprobable.
El banco exigirá una valoración oficial (que tienen un costo de aproximadamente 300 a 600 euros), y solo financiarán un porcentaje del valor de tasación, no del precio de compra.
Tras presentar toda la documentación ya mencionada, y una vez aprobada, se firma la escritura pública y se pagan el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD) que es del 1 al 1,5%, y los gastos notariales o registrales que suelen tener un precio de entre el 1 y el 2% del valor.
Céntrate en reducir tus deudas en tarjetas y préstamos personales, aumenta tu ahorro disponible (para aportar más capital inicial) y mantén un historial crediticio impecable evitando retrasos en pagos.
Si tienes nómina, fondos o seguros con la entidad, pide condiciones preferentes. Compara ofertas y usa una propuesta de otro banco como palanca.
Los primeros años a tipo fijo pueden dar más estabilidad antes de pasar a variable.
Si puedes dar un 40 a 50% de entrada, el banco podría mejorar el interés.
Por ejemplo, pueden ser una buena opción las hipotecas "bridge" (puente) si necesitas vender otra propiedad antes, o los préstamos entre particulares (crowdlending) en casos muy concretos.
Normalmente, entre el 60 y el 70% del valor de tasación, aunque algunos bancos pueden llegar al 80% si el perfil del cliente es excelente.
Sí, suele ser entre un 0,5 y un 1,5% más alta que la de primera vivienda.
Puedes hacerlo, pero algunos bancos exigen notificarlo. Además, los ingresos por alquiler pueden ayudarte a justificar solvencia.
Sí, si necesitas financiación temporal mientras vendes otra propiedad, pero suelen tener intereses más altos.
El banco puede iniciar un proceso de ejecución hipotecaria, embargando la propiedad y afectando tu historial crediticio.
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Adquirir una segunda vivienda es una gran decisión financiera que requiere una buena planificación, es necesario comparar opciones, mejorar tu solvencia y negociar con el banco. Estas son claves para obtener las mejores condiciones en tu hipoteca.
Si estás pensando en comprar una segunda propiedad, te recomendamos asesorarte con un experto financiero para tomar la mejor decisión.
Duración estimada: 8 meses
Rentabilidad anual estimada: 14%
Ticket mínimo: 200€
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