En un mundo que cada vez nos impulsa más a vivir de manera acelerada y a someternos a lo digital, se siente necesario encontrar un contrapunto, hallar la forma de crear momentos de calma y de bienestar dentro del hogar se ha convertido en una prioridad. El estilo hygge, (que se pronuncia hu-ga), se origina en Dinamarca, y es una filosofía de vida en la que se promueve el crear espacios que sean acogedores, cálidos y llenos de felicidad, por lo que se presenta como una opción ideal para establecer la paz en el hogar.
Más que una simple tendencia decorativa, el hygge se puede definir como una actitud, una forma de ver la vida en la que se busca disfrutar de las cosas simples, como una taza de té caliente, una manta suave, velas aromáticos o una tarde de lectura bajo una luz tenue, escenarios de comodidad y seguridad que se crean dentro del hogar. En este artículo encontrarás todo lo que necesitas saber acerca del estilo hygge, estaremos explorando desde qué es el hygge, cuál es su origen y cuáles son sus características, y hasta qué ventajas tiene y cómo puedes aplicarlo en tu propio hogar o en tu segunda residencia para así transformarlo en un refugio de confort y serenidad.
El término “hygge” no tiene una traducción literal o exacta al español, pero se puede entender que implica conceptos como el bienestar, el confort y la calidez. Se usa para representar un estilo de vida en el que se valora la simplicidad, de tener momentos de conexión con los seres queridos y de disfrutar de los pequeños placeres cotidianos.
Si bien el hygge se asocia principalmente con un estilo de decoración, podemos considerar que también abarca otros ámbitos como el desarrollar hábitos y rituales en lo que se fomenta la felicidad, como cocinar en casa, reunirse con los amigos y con la familia a pasar tiempo de calidad, o disfrutar de la naturaleza.
El hygge es un concepto que se arraiga muy profundamente en la cultura danesa. En un principio, surgió como una respuesta a los largos y oscuros inviernos que se viven en Escandinavia, donde las personas buscaban formas de hacer que sus hogares fueran más acogedores para enfrentar esta difícil estación.
La palabra “hygge” proviene del idioma noruego antiguo, del término hyggja, que podría traducirse como “bienestar”. Dinamarca ha sido reportado como uno de los países más felices del mundo, según el World Happiness Report, y se puede considerar que una razón de ello puede ser que en la cultura danesa se ha adoptado el hygge como una parte esencial de su identidad.
En la última década, el hygge ha experimentado una expansión global, pues se ha popularizado de manera internacional como un filosofía en la que se combinan el diseño, el bienestar y la práctica del mindfulness, que implica apreciar y vivir en el momento.
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En el diseño del hygge se prioriza el uso de maderas, sobre todo en tonos claros, de textiles como el lino, el algodón y la lana y del uso de detalles decorativos en piedras y cerámicas.
En el hygge es esencial el uso de velas, además se prefieren siempre las lámparas de luz amarilla o cálida, y el uso de luces indirectas para crear ambientes íntimos.
Se suelen utilizar paletas de colores que incluyen blancos, beige, grises claro y tonos tierra y naturales como base, a los que se agregan detalles con toques de colores pastel o de verdes suaves para crear calidez
En el hygge se opta por crear espacios minimalistas, pero a diferencia de la apariencia fría que suele asociarse con el minimalismo tradicional, se busca crear espacios acogedores donde se evita el exceso de objetos pero se usan muebles cómodos, funcionales y de apariencia natural, cojines mullidos, mantas gruesas, alfombras suaves, elementos tejidos a mano como cestas de mimbre y otros tipos de artesanías y materiales orgánicos que aporten texturas reconfortantes.
Ya que el hygge busca conectar con la naturaleza, se usan plantas de interior fáciles de cuidar o flores secas, y se decora con elementos rústicos como troncos o piedras.
El estilo reconfortante del hygge ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, fomentando la relajación y el mindfulness.
En el hygge se diseñan espacios para compartir, con sofás y mesas grandes que invitan a desconectar de lo digital y a conectar con las personas.
El hygge se puede adaptar a cualquier tipo de vivienda, desde casas grandes hasta pequeños apartamentos, y no pasa de moda ya que se basa en la simplicidad.
El uso de velas y de luces cálidas y bajas ayuda a reducir el consumo de electricidad.
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El hygge es similar y puede confundirse con otros estilos populares, pero sus diferencias son las siguientes:
Con el minimalismo, ambas evitan el exceso, pero el hygge añade calidez con textiles y detalles personales. También comparte raíces con el estilo escandinavo pero el hygge es más emocional y menos estético.
El bojo es más colorido y ecléctico que el hygge, en el que se prefiere los neutros. Y aunque se busca el confort igual que en el cottagecore, este último tiene una estética más rural y vintage.
Puede crearse con un sillón cómodo, una manta y una buena iluminación.
Se recomiendan las velas de soja y las lámparas de sal del Himalaya.
Se debe optar por madera clara para suelos y son populares los muebles de roble.
Se pueden añadir alfombras, cojines y cortinas gruesas.
Se decora con fotos familiares, libros favoritos o recuerdos de viajes.
La cocina es un punto focal en una casa de estilo hygge, que se puede diseñar con utensilios de madera, fruteros de cerámica y hierbas frescas.
Se recomienda decorar con plantas, flores secas o incluso armar un pequeño jardín interior para conectar con la naturaleza desde casa.
Se diseñan espacios con sofás grandes o mesas amplias que son ideales para comer en familia o para juegos de mesa, buscando generar momentos para recordar.
Se recomienda comenzar enfocándose en un solo espacio o en pequeños cambios y en introducir elementos decorativos, no necesitas renovar toda la casa.
Puedes elegir muebles que sean ideales para relajarse.
Se recomienda utilizar menos decoración, pero que estas sean de significado para la persona.
Se pueden elegir cortinas que sean ligeras para dejar entrar la luz del sol y su calidez.
Se pueden incluir estos aromas mediante velas, con fragancias como vainilla, lavanda o canela.
Se puede comenzar con pequeños cambios como velas, cojines o reorganizar los muebles y espacios.
Los sofás profundos, las mesas de madera grandes y los sillones acogedores.
Sí, el hygge es un estilo flexible que puede mezclarse con otros, además de que debes recordar que la decoración de tu espacio queda siempre a tu criterio y gusto, los estilos populares no son reglas estrictas, pero sí puedes inspirarte en ellos.
Se pueden usar tejidos ligeros y naturales como el lino, velas aromáticas cítricas y aprovechar la ventilación natural.
Sí, el hygge puede adaptarse a oficinas y espacios de trabajo, con iluminación cálida, plantas, sillas cómodas y mantas y cojines mullidos.
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El hygge no es tan solo una moda decorativa en tendencia, sino que también implica una filosofía de vida en la que se nos invita a vivir de manera más consciente, simple y feliz. Aplicarlo en tus espacios puede ayudarte a crear un refugio de paz, en el que cada detalle contribuye al bienestar de sus habitantes.
Ya sea que comiences con velas, muebles de madera o pequeños rituales diarios, adoptar la mentalidad del hygge puede demostrar que la felicidad se halla en las cosas simples. Si luego de leer este artículo crees que el hygge es lo apropiado para tus espacios, puedes comenzar hoy mismo a disfrutar de esta cómoda forma de vida.
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